Basada en la novela homónima de James M. Cain (El cartero siempre llama dos veces, Perdición). La película tiene los rasgos propios del cine negro: la atmósfera densa, ambigüedad entre el bien y el mal, personajes que caminan hacia el desastre, la utilización del flash back, la voz en off. Dos mujeres obsesivas, madre e hija, que tejen el drama y la tragedia desde la infancia de Veda, la hija mayor. Una excelente película, con un inicio sorprendente al más puro estilo del cine negro.
Argumento:
Mildred Pierce (Joan Crawford), casada y madre de dos hijas, decide poner fin a su matrimonio harta de tener un marido perezoso y sin expectativas que considera un lastre para la vida que quiere dar a sus hijas, sobre todo a Veda, la mayor. Para salir adelante tiene que aceptar un trabajo de camarera, algo que la humilla y avergüenza frente a Veda (Ann Blyth), por lo que se esfuerza en que su hija no lo sepa. Veda es consentida y egoísta y crece sin apreciar en nada los esfuerzos de su madre.
TÍTULO ORIGINAL: Mildred Pierce
AÑO: 1945
DURACIÓN: 109 min.
GÉNERO: Cine negro, Drama
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Michael Curtiz
GUIÓN: Ranald MacDougall y Catherine Turney, sobre la novela homónima de James M. Cain.
REPARTO: Joan Crawford, Jack Carson, Ann Blyth, Zachary Scott, Eve Arden, Bruce Bennett, Veda Ann Borg, George Tobias.
Mildred Pierce es el retrato de una madre coraje, obsesiva y excesivamente sobreprotectora, que arruina el carácter de su hija a fuerza de quererla. El fracaso por exceso, en la educación de los hijos, tema que no tiene época y podría extrapolarse a cualquier momento de la Historia en el que aparezcan una madre y una hija.
Mi escena favorita: Cuando la hija se descubre ante su madre y le cuenta quién es en realidad. Vemos cómo destruye al personaje de Mildred y su madre la besa en un gesto de aceptación total. Una declaración silenciosa en el que la madre confiesa que la amará a pesar de todo.
Este papel le sirvió a Joan Crawford para ganar su único Oscar.